LOIU-KATMANDÚ | ¡La aventura ha comenzado!

La aventura ha comenzado; ya estamos en Katmandú. Nos ha costado mucho llegar hasta aquí, las expediciones invernales son muy costosas y requieren un sobre esfuerzo, pero este es nuestro sueño y lo vamos a dar todo para aprovechar esta oportunidad que nos han brindado todos y cada uno de nuestros patrocinadores, sin ellos esto no sería posible, ellos son nuestro motor y nuestras piernas, también a todo el equipo que formamos esta aventura, toda la prensa que ha dado difusión a la expedición y todos vosotros que me demostráis un apoyo inmenso cada día. Entre todos formáis la ilusión que transportamos en la mochila desde el aeropuerto de Loiu en Bizkaia hasta los 8848 metros de la cumbre más alta del planeta.

Tenemos por delante meses de mucho trabajo, muchas decisiones que deberemos tomar y demostrar al mundo que los límites están para intentarlos, y quizás, romperlos, pero siempre con la cabeza fría, midiendo cada momento y respetando tanto a la montaña como a nosotros mismos y a todos los que nos rodean.

Al fin y al cabo, soy un afortunado tratando de aprovechar estas oportunidades que nos brinda la vida. Para finalizar, cómo bien me dijo Lorea Bilbao, la Diputada de Cultura de la Diputación de Bizkaia: “Ve, mira, aprende, disfruta y vuelve”. Eso es lo que haremos, y espero que en esta aventura de la que os seguiré haciendo participes en cada momento a través de este blog y de las redes sociales, disfrutéis conmigo de un desafío sin igual. ¿Te lo vas a perder?


Feliz de encadenar ‘EL RUIDO Y LA FURIA’ 7c+/8a antes de partir hacia el Everest

Han pasado tres o cuatro días desde que encadene ‘El Ruido y La Furia’ 7c+/8a en Araotz, Oñati, Gipuzkoa. Uno de los grandes logros de mi carrera deportiva puesto que llega en un momento complicado de mi vida: en las últimas semanas he estado más ocupado que nunca, le he dado par de vueltas al mapa peninsular e internacional y llevo demasiados kilómetros en muy pocos días. Las noches en los aeropuertos se hacen muy largas, el cansancio se hace notar y tengo que concentrarme en canalizar los nervios que suponen estar a punto de partir hacia el reto más difícil de mi carrera, afrontar el Everest en invierno sin oxígeno artificial.

Hace un par de meses, montamos el sector de Korea en Oñati y Maikelo me animo a probar, pero la meteorología no se presentaba a nuestro favor y David Carretero me ayudo a desmontar la vía. En ese mismo fin de semana, se nos presentó buen tiempo y el lunes me puse manos a la obra: sacando movimientos poco a poco, poniendo a punto las piernas, gestos…

El 22 de noviembre tras ofrecer una conferencia en Cuenca, me vine a Korea a escalar, pero la metereologia jugó en nuestra contra y tuvimos que esperar varias semanas para que se presentase adecuado para poder encadenarla; puesto que dos cantos clave estaban mojados.

 

Posteriormente, el 15 de diciembre, tras estar trabajando durante todo el día, decidí ir a la noche, y cuando le propuse a Ibra la idea, me dijo que vendría conmigo, echándose a reír pensando que eso era una locura. A las 23:30 le recojo en Bergara y partimos hacia Korea, en una noche de película. Calenté y di tres peges, y en el último de ellos cuando estaba en la altura de la chorrera, cayó una ardilla a una altura de 1 o 2 metros. Fue alucinante, pasamos una noche increíble, con cinco frontales encima, y realizando un buen entrenamiento.

Para finalizar, el domingo, 18 de diciembre, Esther y David me aseguraron. Disponía de muy poco tiempo, y calenté en la misma vía -en el Ruido-, mientras que a Simone le hacían una entrevista allí al lado, puesto que en breve partíamos hacia Doneztebe a dar una conferencia. Por lo tanto, pensé que éste no sería el día idóneo para conseguirlo, porque venía de dormir tan solo tres horas en Arnedo.

La vía estaba mojada, di un pege y a la altura de la cuarta chapa me caí; quería seguir, pero pensaba que no tenía tiempo para hacer otro intento, pero Esther me convenció para que bajara y descansará cinco minutos. Volví a empezar con un buen ritmo, concentrado; el bloque sale más difícil por algunos imprevistos, pero me siento fuerte, seguramente voy demasiado rápido y con demasiadas cosas en la cabeza, pero llego a la chorrera, descanso un poco y ahora si… no s eme puede escapar, me tiro, recojo la pierna y paso, voy concentrado hasta el encadenamiento, fuerzo un poco a lo último y… ¡conseguido! Muchas gracias a todos los que me habéis asegurado, y especialmente, a Esther y a David por estar siempre ahí. Ahora, toca dedicarse al Everest.


PRÓXIMA PARADA | Escalar el EVEREST en invierno, sin oxígeno artificial

Mi nueva aventura es, sin duda, el reto más extremo de mi carrera, incluso diría que es uno de los retos más ambicioso del mundo del alpinismo.

El ser humano ha ido conquistando poco a poco todos los puntos más extremos de la tierra: los polos, los desiertos, los mares, las catorce montañas de ocho mil metros… Uno de los mayores desafíos actuales en el mundo de la aventura, si no el mayor de todos, consiste en ascender el techo del mundo en pleno invierno y de la manera más pura, sin la utilización de oxígeno.

Temperaturas de -60 ºC, vientos huracanados de 150 km/h que pueden barrer literalmente la montaña y una cumbre que se encuentra rozando la estratosfera son los ingredientes fundamentales para justificar que aun nadie lo haya conseguido.

Solo dos alpinistas polacos lograron escalar el techo del mundo en invierno, pero utilizando oxígeno embotellado, en 1980. Formaban parte de una numerosa expedición con veinte miembros y varios sherpas. Nadie ha vuelto a conseguir subir a la cumbre en invierno y nadie lo ha hecho sin oxígeno.

Si a esto añadimos la soledad que mantiene la montaña durante la estación fría, la dimensión de la aventura se dispara al máximo posible. En contraste con la masificación que sufre el Everest en la temporada alta, la exposición, el aislamiento y las escasas posibilidades de un rescate, transforman la montaña más alta del mundo en el gran reto pendiente del Himalaya.

Como novedad, habrá un seguimiento continuo en forma de película de cada momento de esta aventura que durará, aproximadamente, dos meses. Para ello, contaremos con la última tecnología audiovisual y un gran equipo especializado: Carlos Rubio, 28 años, es un alpinista, escalador y esquiador extremo de gran talento; Aitor Bárez, 40 años, director y realizador de la película que grabaremos, y Pablo Magister, 27 años, cámara, alpinista y piloto de Drone.En términos generales, es un equipo joven y nuevo, pero a mi parecer, en la diferencia está el éxito. Por lo tanto, lo daremos todo por este sueño; sueño del que os quiero hacer participes a través de los medios, blog y redes sociales.

¿Me acompañáis en esta gran aventura?