Por los Dres. Lizarraga y Sanchis.

Vestuario, medicinas, medios técnicos… Todo va ocupando su espacio en la preparación de un

reto como el K2 invernal.

Sin embargo, en casa es ciertamente difícil tener en cuenta algunas variables que

condicionarán gravemente nuestro trabajo médico.

Ya en la pequeña localidad de Askole, apenas a 3.000 metros de altitud, el gel para realizar

ecografías, dentro de la consulta del médico local, permanecía como un bloque sólido y helado

en su recipiente,… ¡dentro de la propia consulta del médico local, Dr. Farman Askoli!

En cuanto empezamos a ascender, buena parte de los aparatos electrónicos, como los

tensiómetros de ese tipo, dejan de funcionar, incluso antes de que el termómetro marque

unos “moderados” diez grados bajo cero.

Cosas tan sencillas como abrir bolsas de plástico con cierre zip, o deslizar la cremallera de la

que protege el esfigmomanómetro manual, pueden volverse ciertamente complicadas de

realizar. Especialmente si las bajas temperaturas nos obligan a utilizar constantemente

guantes de montaña.

Y, ¿qué decir de sustancias básicas en el botiquín, como desinfectantes, colirios y otros

productos líquidos similares?

Todos aparecen solidificados, helados, cuando vamos a aplicarlos, por lo que más vale estar

cerca de la cocina del Campo Base, a unos 5000 metros de altitud, o de los campamentos

intermedios durante los siete días de caminata por el glaciar del Baltoro, si queremos disponer

de medios para descongelarlos.

Un rato al baño maría, esperando que ninguna de sus propiedades se pierda, tras cambios tan

extremos de temperatura, volverá operativo el producto…durante un breve tiempo.

Con otros elementos, como los colirios, que se hacen precisos durante la marcha, el recurso es

sacarlos del botiquín de la mochila y llevarlos un tiempo en algún bolsillo interior, hasta que

vuelvan a ser fluidos.

Incluso el esparadrapo clásico de tela pierde su adhesividad. Menos mal que para algo sirve la

experiencia: los pelotaris de antaño lo calentaban en una llama o sobre un infiernillo eléctrico

para poderlo pegar en sus manos.

Y este tipo de cosas tenemos que hacer en medio del tremendo frío de estas montañas.

No se trata, ciertamente, de una Medicina al uso, pero es la que hemos escogido.