Tras llegar a la capital pakistaní y cómo os explicaba en anteriores posts, ahora sí, con todo el equipo al completo, nos dirijimos a Skardu para sumergirnos en el valle de Baltistán que guarda un trozo de mi corazón.

En un largo viaje de Islamad a Skardu en autobús, en un recorrido nada más y nada menos que de 24 horas, tuvimos un grave percance al despeñarse en las peligrosas carreteras tan conocidas en esta zona por su aliciente de peligro y aventura. Tuvimos que salir escopetados para no caer ladera abajo, pero afortunadamente, los paistaníes hicieron mella en su gran manejo de situaciones extremas, tales como esta, para lograr encauzar la situación sin ningún imprevisto que lamentar. Una aventura sin igual que da comienzo al K2 invernal, el único ochomil virgen en invierno.