A pesar de que el hielo vivo y el viento se lo han vuelto a poner más que difícil, Alex Txikon y sus tres compañeros de cordada han completado la tercera etapa en su ascensión invernal a la cumbre del Nanga Parbat (8.126m); hoy duermen en el C3 (6.700m).

La primera comunicación del día, a eso de las 8:00, resultaba desalentadora: “Apenas puedo asomar la cabeza, el viento sopla muy fuerte, así es imposible que hagamos nada, no podemos salir de la tienda”, nos informaba, alarmado, Alex Txikon. Llevaban ya unas cuantas horas despiertos, muy probablemente no hayan pegado ojo en toda la noche porque, según relataba el propio Txikon, las ráfagas han sacudido la tienda con violencia durante horas, obligándolos a agarrarse a las varillas tratando de sujetarla: “Ha sido una pesadilla, yo diría que aún sigue soplando a más de 60-70 km/h”.

A las 10:00 de la mañana volvíamos a contactar. El viento seguía siendo demasiado fuerte como para emprender la marcha, pero iba amainando poco a poco y también las nubes compactas de primera hora iban dando paso a una niebla algo más ligera. “Hemos pensado que vamos a esperar hasta las 11:00. Si la cosa mejora, tiramos para arriba. ¿Qué dice la meteo?” Tras un rápido chequeo en Internet, les hemos podido confirmar que el viento iría a menos a lo largo del día y que la tendencia general para las próximas jornadas (hasta el domingo) apunta, de momento, a cielos cubiertos con algo de precipitación y vientos suaves de no más de 30Km/h.

A las 11:30 nos confirmaban que estaban apunto de abandonar el C2: “Tiramos para arriba, calculamos que en unas cinco horas podemos llegar”. Y así ha sido, a las 16:30 volvían a contactar para informar que ya estaban en el C3 a 6.700m.

Los primeros metros de escalada del día (300 metros de desnivel), por encima del Muro Kinshoffer, transcurrían a través de un terreno mixto que combinaba nieve, roca y hielo. Dos horas después de abandonar el C2 conseguían superar este primer tramo, atravesando primero dos campas de nieve, escalando después un espolón de roca y avanzando luego por una pequeña arista de nieve. Han parado al resguardo de una gran roca para comer algo y beber antes de meterse de lleno en la pala de hielo vivo (450 metros) que, sin duda, ha protagonizado la etapa de hoy por su espectacularidad: “Puede que en verano, nevada, esta pala resulte más liviana; pero ahora, completamente pelada, tiene unos 50-55º de inclinación, 60-65º nada más empezar”. De todas formas, dado que a diferencia de la última rotación, esta vez contaban ya con su cuerda fija, han ascendido a buen ritmo, y en dos horas alcanzaban el C3 (6.700m).

Montar la tienda ha sido duro dado que el viento no ha dado tregua y los cuatro han llegado exhaustos y con los pies heridos de cramponear frontalmente. “Tenemos los dedos hechos polvo de puntear, y las espaldar reventadas, hemos subido con 20-25 kilos cada uno –Una tienda, cartuchos de gas, 600m de cuerda, sacos, comida, tornillos…–. Ahora toca hidratar, secar las prendas y descongelar los sacos de dormir”. Esta noche dormirán con la mente puesta en el C4.