Las nubes se van abriendo poco a poco.

La de hoy ha resultado ser, finalmente, una jornada prácticamente de descanso. El día no ha amanecido, ni de lejos, tan soleado como todos aquí esperábamos, aunque bien es cierto que el cambio ya se está dejando notar.

A pesar de no encontrarse el panorama esperado, a las 9:00 de la mañana el mismo Alex Txikon nos comunicaba vía walkie que ya tenían todo listo para arrancar. El objetivo para hoy, sin embargo, había dejado de ser el C2: “Vamos a acercarnos hasta el corner –punto en el que, tras una travesía en dirección oeste de unos 500 metros (100 de desnivel), comienza el verdadero ascenso a lo largo del corredor–, abriremos huella a través de la travesía y nos volveremos al C1. Creemos que es mejor descansar y guardar fuerzas para mañana, el día viene mucho mejor”.

Y es que cabe interpretar que el parte meteorológico que manejan los cuatro alpinistas viene con una jornada o al menos unas horas de retraso. También la emisora de radio que escuchan los miembros del staff paquistaní aquí en el Campo Base apunta a que el cambio viene mañana y para quedarse durante unos cuantos días (entre tres y cinco), noticia sin duda alentadora.

De modo que, a sabiendas de que las condiciones verdaderamente favorables van a tardar en llegar un poco más de lo previsto, los cuatro escaladores han optado hoy por adelantar algo de trabajo de cara a la jornada de mañana pero regresar enseguida al C1. Han empleado las horas de luz fuera de las tiendas para secar las prendas empapadas desde ayer, comer, hidratarse y, sobre todo, descansar; el sobreesfuerzo de ayer sin duda les ha pasado factura. Hoy hemos sabido –las comunicaciones han sido más extensas– que la profunda nieve no fue la única culpable de que ayer llegaran prácticamente de noche al C1: “Nos perdimos en el glaciar, no veíamos nada, no quedaba ni rastro de la huella y anduvimos haciendo filigranas entre las grietas hasta dar con la cuerda fija”, nos comentaba Txikon.

Así que jornada de descanso bien merecida y, seguro, acertada.