Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)

10/02/2016

Llevamos unos cinco días sin apenas comunicar desde este CB, y lo cierto es que seguimos sin grandes novedades.

De los nueve escaladores que a principio de temporada se trasladaron a esta vertiente Diamir del Nanga Parbat (8.126m) sólo Alex Txikon, Ali ‘Sadpara’, Simone Moro y Tamara Lunger persisten en su intento, dos cordadas ahora fusionadas en un mismo equipo que, muy a su pesar, sigue a la espera de una mejora estable del tiempo para lanzar el ataque a cumbre. En realidad, dado que llevan más de dos semanas sin poder superar los 5.100m, les hace falta una ‘miniventana’ que les permita volver a alcanzar el C2 o C3 y pasar una noche en altura para recuperar ese punto de aclimatación perdido; después, sí que sí, aprovecharían la primera ventana más prolongada para partir de nuevo desde CB esta vez con la cima en mente.

Sin embargo, tales circunstancias siguen sin producirse. El tiempo nos tiene ciertamente confundidos. Si bien es cierto que el frío no es tan extremo como el año pasado (aunque las temperaturas en este CB a 4.200m descienden fácilmente hasta los –15ºC cada anochecer, también hasta los –20ºC o incluso –25ºC en alguna ocasión), estos días atrás un Jet Stream con vientos del suroeste que apenas se ha dejado notar aquí abajo ha soplado con fuerza en altura.

Cuando no es el viento, es la nieve la que frena a los cuatro escaladores. El pasado 29 de Enero un desprendimiento de placa daba un susto afortunadamente sin consecuencias a Txikon muy cerca del CB. El 5 de Febrero ya informamos que ‘Sadpara’ y Moro se acercaron al C1 a comprobar el estado de la tienda tras la enorme avalancha que de víspera había barrido la ruta Messner (aquella vez encontraron el campamento en perfectas condiciones). Y hace dos días –8 de Febrero– durante otra de estas salidas rutinarias al C1 (4.800m) con objeto de mantener huella y forma física, los cuatro alpinistas pudieron observar de cerca cómo otro alud de placa había arrastrado toneladas de nieve y hielo desde los 5.150m (más o menos desde el comienzo del couloir que va hasta la base del Muro Kinshofer) hasta prácticamente los 4.700m, alterando por completo parte de su ruta. Este mismo día –8 de Febrero– encontraron la tienda del C1 (4.800m) enterrada bajo la nieve, probablemente como consecuencia de otra de las numerosísimas avalanchas de las que estamos siendo testigos estos días. Tras retirar la nieve, devolver las varillas a su ser y coser alguno de los agujeros que presentaba la cubierta de la tienda, emprendieron el camino de regreso al CB; y justo cuando completaban los últimos metros del glaciar, una enorme masa de hielo cayó desde lo alto de los Mazenos, desde su extremo más próximo al trapecio cimero del Nanga “¡Uuuuaaaaauuuuuhhhh, esta sí que se come el C1…!”. Con un poco de suerte sólo fue polvo de nieve lo que llegó al C1 –lo desconocemos–, pero la visión fue verdaderamente sobrecogedora y la onda expansiva llegó nuevamente hasta el CB azotando y cubriendo de nieve todo a su paso –también a los propios escaladores que no dudaron en recoger la escena con sus cámaras–.

Estas salidas rutinarias de las que hablaba –a veces a turnos, a veces en grupo– hasta el C1 (4.800m) son la mejor opción, si no la única, que les queda a Txikon, ‘Sadpara’, Moro y Lunger para mantenerse activos a la espera de que el Nanga les abra nuevamente sus puertas. De esta manera evitan perder musculatura y mantienen la huella abierta en el tramo de ruta más llano y, por tanto, más propenso a grandes acumulaciones de nieve. El alpinismo –especialmente el invernal– tiene, desde luego, mucho que ver con saber esperar pacientemente y no querer forzar situaciones que pueden volverse en contra, como trampas sin salida. Los cuatro confían en que la ansiada oportunidad llegará…