Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)

15/02/2016

No pudo ser. Un nuevo giro de meteo, uno de esos que tanto tememos, ha traído nubes y vientos obligando a los cuatro escaladores a descender del C1. El Nanga nos vuelve a recordar que estamos en invierno. Mañana lo intentarán otra vez.

Serían cerca de las 14:00 cuando ayer alcanzaban el C1 (4.800m). Pasaron algo menos de una hora arreglando los desperfectos que presentaba la tienda tras la última avalancha, y algo más de tiempo para poner un poco de orden en el interior. Y es que, aunque todavía nos cuesta creerlo, algún o algunos animales –muy probablemente zorros– han alterado todo y se han llevado+comido más de 5 kilos de comida. Ha desaparecido todo, incluso la bolsa: queso, jamón, polenta, Tang, azúcar, galletas, chocolate, barras energéticas… no han dejado nada, salvo las latas de conservas y la comida liofilizada.

El programa para el día de ayer era prudente y consistía en abrir huella hasta el comienzo del couloir y después volver al C1 (4.800m) donde pasarían la noche para al día siguiente –es decir, hoy– seguir avanzando hasta el C2. Pero según terminaron de poner la tienda en condiciones, los nubarrones que llevaban amenazando toda la mañana se cerraron aún más y se levantó un viento francamente fuerte y desagradable que imposibilitaba trabajar mucho más arriba. Esperaron un tiempo, hasta que la llamada de Lunger a su hombre del tiempo –Karl Gabl– vino a confirmar la peor de las sospechas: un nuevo giro de meteo –inesperado– iba a traer nubes y viento para dos días. De modo que la idea de pasar noche en el C1 había dejado de tener sentido porque el día de hoy ya no iba a ser practicable. Así que hacia las 17:00 de la tarde llegaron de nuevo al Campo Base.

Tal y como se esperaba, la jornada de hoy no ha dado opción a tirar para arriba. Pero hemos tratado de darle sentido y sacarle jugo tirando para abajo. El propio Alex Txikon, el asistente de cocina Zia, el agente de policía Muhammad Nabi y yo misma –Igone, encargada de las labores de comunicación–, hemos descendido hasta la aldea Cutgali (3.800m, a unas 2 horas del CB) cargando a las espaldas y sobre los trineos basuras acumuladas y bombonas de gas vacías. Se trata sobre todo de mantenerse activos y, de paso, adelantar algo de trabajo de cara al término de la expedición.

Las familias que habitan el valle de Diamir pasan los meses de Junio y Julio en sus casas de Cutgali. El lugar es ciertamente maravilloso cubierto por la nieve, y debe ser aún más hermoso al calor del verano, cuando los riachuelos traen agua fresca, cuando las flores lo cubren todo y el ganado tiene pasto a su antojo.

Tras depositar las bolsas de residuos y las bombonas de gas vacías en la casa perteneciente a la familia de Zia, hemos encendido un pequeño fuego para secarnos el sudor antes de emprender la vuelta hacia el CB (4.200m).

Txikon, Sadpara, Moro y Lunger ya tienen acordado el plan para mañana: partirán a las 5:00 de la mañana para abrir huella hasta donde puedan. Si la suerte les acompaña y el tiempo les da por fin una pequeña oportunidad, dormirán en el C1 (4.800m) para seguir trabajando pasado mañana. ¡A ver!