VÍDEO | ¡Feliz año nuevo!

Feliz año nuevo, os mando toda mi fuerza desde el Everest, Nepal. Espero que tengáis un año lleno de sueños y buenos momentos. Dejemos atrás todos los problemas y vivamos este 2017 con energía y positividad. Os deseo todo lo mejor en esta nueva aventura. Os llevaré conmigo hasta lo más alto que me permita la cima más alta del mundo.


NEPAL | Diciembre 27-31

Aquí os dejo el resumen de estos últimos días:

27 de diciembre: El Everest desde el aire

Estupa budista de Boudhanath (Katmandú)

29 de diciembre: Kathmandu-Namche Bazaar (3.404 m)

30 de diciembre: Kunde, Khumbu (3.900 m)

31 de diciembre: (Durante el día)

(A la noche, en la última cena del año)


LOIU-KATMANDÚ | ¡La aventura ha comenzado!

La aventura ha comenzado; ya estamos en Katmandú. Nos ha costado mucho llegar hasta aquí, las expediciones invernales son muy costosas y requieren un sobre esfuerzo, pero este es nuestro sueño y lo vamos a dar todo para aprovechar esta oportunidad que nos han brindado todos y cada uno de nuestros patrocinadores, sin ellos esto no sería posible, ellos son nuestro motor y nuestras piernas, también a todo el equipo que formamos esta aventura, toda la prensa que ha dado difusión a la expedición y todos vosotros que me demostráis un apoyo inmenso cada día. Entre todos formáis la ilusión que transportamos en la mochila desde el aeropuerto de Loiu en Bizkaia hasta los 8848 metros de la cumbre más alta del planeta.

Tenemos por delante meses de mucho trabajo, muchas decisiones que deberemos tomar y demostrar al mundo que los límites están para intentarlos, y quizás, romperlos, pero siempre con la cabeza fría, midiendo cada momento y respetando tanto a la montaña como a nosotros mismos y a todos los que nos rodean.

Al fin y al cabo, soy un afortunado tratando de aprovechar estas oportunidades que nos brinda la vida. Para finalizar, cómo bien me dijo Lorea Bilbao, la Diputada de Cultura de la Diputación de Bizkaia: “Ve, mira, aprende, disfruta y vuelve”. Eso es lo que haremos, y espero que en esta aventura de la que os seguiré haciendo participes en cada momento a través de este blog y de las redes sociales, disfrutéis conmigo de un desafío sin igual. ¿Te lo vas a perder?


Feliz de encadenar ‘EL RUIDO Y LA FURIA’ 7c+/8a antes de partir hacia el Everest

Han pasado tres o cuatro días desde que encadene ‘El Ruido y La Furia’ 7c+/8a en Araotz, Oñati, Gipuzkoa. Uno de los grandes logros de mi carrera deportiva puesto que llega en un momento complicado de mi vida: en las últimas semanas he estado más ocupado que nunca, le he dado par de vueltas al mapa peninsular e internacional y llevo demasiados kilómetros en muy pocos días. Las noches en los aeropuertos se hacen muy largas, el cansancio se hace notar y tengo que concentrarme en canalizar los nervios que suponen estar a punto de partir hacia el reto más difícil de mi carrera, afrontar el Everest en invierno sin oxígeno artificial.

Hace un par de meses, montamos el sector de Korea en Oñati y Maikelo me animo a probar, pero la meteorología no se presentaba a nuestro favor y David Carretero me ayudo a desmontar la vía. En ese mismo fin de semana, se nos presentó buen tiempo y el lunes me puse manos a la obra: sacando movimientos poco a poco, poniendo a punto las piernas, gestos…

El 22 de noviembre tras ofrecer una conferencia en Cuenca, me vine a Korea a escalar, pero la metereologia jugó en nuestra contra y tuvimos que esperar varias semanas para que se presentase adecuado para poder encadenarla; puesto que dos cantos clave estaban mojados.

 

Posteriormente, el 15 de diciembre, tras estar trabajando durante todo el día, decidí ir a la noche, y cuando le propuse a Ibra la idea, me dijo que vendría conmigo, echándose a reír pensando que eso era una locura. A las 23:30 le recojo en Bergara y partimos hacia Korea, en una noche de película. Calenté y di tres peges, y en el último de ellos cuando estaba en la altura de la chorrera, cayó una ardilla a una altura de 1 o 2 metros. Fue alucinante, pasamos una noche increíble, con cinco frontales encima, y realizando un buen entrenamiento.

Para finalizar, el domingo, 18 de diciembre, Esther y David me aseguraron. Disponía de muy poco tiempo, y calenté en la misma vía -en el Ruido-, mientras que a Simone le hacían una entrevista allí al lado, puesto que en breve partíamos hacia Doneztebe a dar una conferencia. Por lo tanto, pensé que éste no sería el día idóneo para conseguirlo, porque venía de dormir tan solo tres horas en Arnedo.

La vía estaba mojada, di un pege y a la altura de la cuarta chapa me caí; quería seguir, pero pensaba que no tenía tiempo para hacer otro intento, pero Esther me convenció para que bajara y descansará cinco minutos. Volví a empezar con un buen ritmo, concentrado; el bloque sale más difícil por algunos imprevistos, pero me siento fuerte, seguramente voy demasiado rápido y con demasiadas cosas en la cabeza, pero llego a la chorrera, descanso un poco y ahora si… no s eme puede escapar, me tiro, recojo la pierna y paso, voy concentrado hasta el encadenamiento, fuerzo un poco a lo último y… ¡conseguido! Muchas gracias a todos los que me habéis asegurado, y especialmente, a Esther y a David por estar siempre ahí. Ahora, toca dedicarse al Everest.


PRÓXIMA PARADA | Escalar el EVEREST en invierno, sin oxígeno artificial

Mi nueva aventura es, sin duda, el reto más extremo de mi carrera, incluso diría que es uno de los retos más ambicioso del mundo del alpinismo.

El ser humano ha ido conquistando poco a poco todos los puntos más extremos de la tierra: los polos, los desiertos, los mares, las catorce montañas de ocho mil metros… Uno de los mayores desafíos actuales en el mundo de la aventura, si no el mayor de todos, consiste en ascender el techo del mundo en pleno invierno y de la manera más pura, sin la utilización de oxígeno.

Temperaturas de -60 ºC, vientos huracanados de 150 km/h que pueden barrer literalmente la montaña y una cumbre que se encuentra rozando la estratosfera son los ingredientes fundamentales para justificar que aun nadie lo haya conseguido.

Solo dos alpinistas polacos lograron escalar el techo del mundo en invierno, pero utilizando oxígeno embotellado, en 1980. Formaban parte de una numerosa expedición con veinte miembros y varios sherpas. Nadie ha vuelto a conseguir subir a la cumbre en invierno y nadie lo ha hecho sin oxígeno.

Si a esto añadimos la soledad que mantiene la montaña durante la estación fría, la dimensión de la aventura se dispara al máximo posible. En contraste con la masificación que sufre el Everest en la temporada alta, la exposición, el aislamiento y las escasas posibilidades de un rescate, transforman la montaña más alta del mundo en el gran reto pendiente del Himalaya.

Como novedad, habrá un seguimiento continuo en forma de película de cada momento de esta aventura que durará, aproximadamente, dos meses. Para ello, contaremos con la última tecnología audiovisual y un gran equipo especializado: Carlos Rubio, 28 años, es un alpinista, escalador y esquiador extremo de gran talento; Aitor Bárez, 40 años, director y realizador de la película que grabaremos, y Pablo Magister, 27 años, cámara, alpinista y piloto de Drone.En términos generales, es un equipo joven y nuevo, pero a mi parecer, en la diferencia está el éxito. Por lo tanto, lo daremos todo por este sueño; sueño del que os quiero hacer participes a través de los medios, blog y redes sociales.

¿Me acompañáis en esta gran aventura?

 

 


26/02/2016: Primera invernal del Nanga Parbat

El 26 de Febrero de 2016 pasará a la historia del alpinismo mundial.

A las 15:37 (hora pakistaní), Alex Txikon, Ali ‘Sadpara’ y Simone Moro llegaban a lo más alto del Nanga Parbat (8.126m), hasta entonces el penúltimo ochomil virgen en la estación más fría del año.

En algo más de 24 horas regresaban al CB junto a su compañera de cordada Tamara Lunger quien demostró una enorme fortaleza al alcanzar los 8.025m y mayor sentido de la responsabilidad al decidir emprender el descenso al no sentirse con fuerzas suficientes para seguir ascendiendo y descender después de manera segura.

Una vez alcanzado el CB, Alex Txikon, Ali ‘Sadpara’ y Simone Moro completaron LA PRIMERA INVERNAL DEL NANGA PARBAT (8.126m).


Ya descansan en el C4 (7.200m), emprenderán el ataque a cumbre hacia las 5:30–6:00

Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)

25/02/2016

A las 18:30 (hora pakistaní) Alex Txikon acaba de contactar con CB para contarnos que los cuatro se encuentran ya hidratando y descansando dentro de sus sacos de dormir en el C4 (7.200m).

Aunque parece que las condiciones óptimas en cuanto a la velocidad del viento (no más de 5–10 km/h) llegarán a partir de la noche del 26 y se mantendrán durante todo el día 27, esperar hasta entonces supondría pasar una noche ‘extra’ por encima de los 7.000m. Así que, a pesar de que esta madrugada y también mañana por la mañana el viento soplará todavía entorno a los 35 km/h y desde el Noroeste –desde el propio valle Diamir, por lo que el trapecio cimero del Nanga NO los protegerá–, los cuatro integrantes de la cordada internacional han decidido, tras debatirlo, que se lanzarán hacia la cumbre a partir de las 5:30–6:00 de la mañana (hora pakistaní) para evitar así exponerse a temperaturas extremadamente bajas.

A las 8:00 de la mañana llegaba la primera llamada desde el C3 (6.700m). Alex Txikon nos confirmaba que todo había ido bien durante la noche, que han acusado el frío pero que las sensaciones han sido muy buenas. Hemos recibido la noticia con gran alegría, puesto que se trataba de la primera noche que todos ellos pasaban a esta altura (6.700m), clave. Se disponían a desayunar para, seguidamente, acompañados por el sol, arrancar hacia el C4 (7.200m).

Lo han hecho en dos grupos diferenciados. Ali Sadpara y Simone Moro han partido primero, mientras que Alex Txikon y Tamara Lunger se han encargado de desmontar la tienda y cargar con el resto de material necesario para el C4 (7.200m) antes de salir –serían ya cerca de las 10:30 (hora pakistaní)–.

A diferencia de jornadas anteriores en las que el hielo y el siempre complicado terreno mixto han sido protagonistas, la etapa de hoy ha transcurrido en su totalidad sobre nieve; nieve además “durita” –comentaba Txikon– que ha contribuido al rápido avance de los cuatro escaladores a lo largo de las empinadas cuestas, superando en seis horas los 500 metros de desnivel y la larga distancia que separa el C3 del C4.

Habían adelantado algo de trabajo ayer: nada más alcanzar los 6.700m (C3), Alex Txikon y Simone Moro se dispusieron a preparar a golpe de piolet la plataforma sobre la que después montarían la tienda. Pusieron todo a punto dentro, derritieron nieve… Mientras tanto, Ali Sadpara y Tamara Lunger se encargaron de equipar los primeros 160 metros de la “interminable” rampa sobre el C3, algo que, sin duda, el equipo ha agradecido hoy.

Cuando eran cerca de la 13:00 del mediodía, a través de los prismáticos hemos podido apreciar cómo dirigían sus pasos ya hacia el Oeste, para encaramarse a la arista que da paso al inmenso plató –la cuenca Bazhin– en el que se encuentra el C4 (7.200m), no visible desde el Campo Base.

A las 16:30 contactaban de nuevo, “estamos cavando la repisa”; y dos horas más tarde ya se encontraban dentro de sus sacos, hidratando y descansando para la larga jornada que les espera.

Aunque parece que las condiciones óptimas en cuanto a la velocidad del viento (no más de 5–10 km/h) llegarán a partir de la noche del 26 y se mantendrán durante todo el día 27, esperar hasta entonces supondría tener que pasar una noche más por encima de los 7.000m. Así que, a pesar de que esta madrugada y también mañana por la mañana el viento soplará todavía entorno a los 35 km/h y desde el Noroeste –desde el propio valle Diamir, por lo que el trapecio cimero del Nanga NO los protegerá–, los cuatro integrantes de la cordada internacional han decidido, tras debatirlo, que se lanzarán hacia la cumbre a partir de las 5:00–6:30 de la mañana evitando así exponerse a temperaturas excesivamente bajas.


Otro paso clave: noche en el C3 (6.700m)

Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)

24/02/2016

CONSEGUIDO. Alex Txikon, Ali Sadpara, Simone Moro y Tamara Lunger descansan a estas horas en el C3 (6.700m). Finalizada esta segunda etapa, podría afirmarse que los cuatro escaladores han superado ya los tramos de mayor dificultad técnica de la ruta Kinshofer, por la que pretenden completar la primera invernal del Nanga Parbat (8.126m). A partir de ahora entran en juego otros factores contra los que luchar: el cansancio acumulado, la altura y el frío. Mañana establecerán el C4 (7.200m), desde donde tienen previsto lanzar el ataque a cumbre la madrugada del 26 de Febrero –viernes–. Tras el parón obligado de ayer debido a una fuerte ventisca que los mantuvo inmóviles en el C2 (6.100m), el pronóstico augura ahora tres jornadas de tiempo estable, despejado en cumbre y con ausencia de precipitaciones y viento.

Aunque sabíamos que durante la jornada de ayer –23 de Febrero– el viento iba a ser molesto, Txikon, Sadpara, Moro y Lunger no contaban con tener que abortar la salida hacia el C3 (6.700m). Pero hace ya tiempo comprendimos que el clima del Nanga Parbat es caprichoso e impredecible, y que conviene saber encajar con filosofía y paciencia estos traspiés. En efecto, el Nanga volvió a jugar una mala pasada a los cuatro escaladores, porque el C2 (6.100m) es, sin duda, el peor y el más incómodo de la ruta Kinshofer, el menos adecuado para tener que pasar en él dos noches y un día entero. La plataforma sobre la que descansa la tienda apenas tendrá unos 4-5 metros cuadrados, con sendos patios de más de 1000 metros de caída a cada lado, donde el mero hecho de salir a orinar se convierte en una verdadera y peligrosa aventura. Se trata, además, de una arista especialmente expuesta, por lo que los miembros de la cordada internacional han padecido durante más de 30 horas –desde que a las 16:30 del pasado 22 Febrero (lunes) alcanzaran este C2 procedentes del CB– las violentas sacudidas del viento (de más de 70km/h) que, en ocasiones, según afirma Txikon, incluso hacía el amago de levantar la tienda. Damos fe de que así sería, puesto que la misma ventisca fue capaz de echar abajo más de una tienda aquí, en el CB, a 4.200m de altura. A todo esto se sumó el hecho de que los cuatro escaladores encontraron el depósito desgarrado por la ventisca y comprobaron que dos de las esterillas habían volado. En su lugar, extendieron dentro de la tienda otra tienda –la prevista para C3– logrando así mayor aislamiento.

En cualquier caso, y dado que contaban con suficiente comida y cartuchos de gas, los cuatro escaladores supieron plantar buena cara al mal tiempo y vivir en positivo la jornada de impasse. “Llevamos todo el día hidratando, comiendo y descansando”, comentaba Txikon. Aunque no estuviera en sus planes, de alguna manera agradecieron poder recobrar fuerzas tras el intenso esfuerzo del día anterior en el que superaron del tirón prácticamente 2.000 metros de desnivel.

No ha habido tregua por parte del viento hasta las 2:00 de la madrugada de hoy –24 de Febrero–, pero el día ha amanecido hermoso y apacible. Así, a las 9:30, cuando ya recibían los primeros rayos del sol, vía walkie nos confirmaban que se ponían en marcha hacia el C3 (6.700m). Los primeros 300 metros del tramo que va del C2 al C3 transcurren sobre terreno mixto, dando paso después a una imponente pala helada de unos 200 metros.

Aparte de la tienda que durante estas dos noches ha hecho las veces de esterilla, también han cargado con varias estacas y tornillos que se suman al depósito que, recordemos, Txikon y Sadpara ya habían establecido a 6.700m allá por el 23 de Enero, tras fijar con cuerdas este tramo clave de la ruta. Muy probablemente mañana emplearán dicho material para equipar parte del tramo entre el C3 y el C4.

El C3 (6.700m) es un lugar bastante más cómodo y amplio que la limitadísima plataforma del C2. Sin embargo, el frío y la altura se hacen notar, aunque cuentan con largas horas de sol. “Desde aquí, la cima del Nanga Parbat (8.126m) se ve y parece estar realmente cerca”, nos comenta Simone Moro vía walkie; sin duda, las enormes dimensiones de este magnífico macizo engañan a la vista.

A pesar de contar con las cuerdas previamente fijadas por Txikon y Sadpara, los cuatro escaladores reconocen que han sido 5 horas de arduo trabajo debido a la dureza del hielo. Pero afirman sentirse “fuertes y felices”.

A tod@s l@s que seguís de cerca esta aventura: gracias por vuestro apoyo, desde allí arriba también lo perciben.

PROGRAMA:

Mañana establecerán el C4 (7.200m), desde donde tienen previsto lanzar el ataque a cumbre la madrugada del 26 de Febrero –viernes–. Según los partes que nos hacen llegar Karl Gabl (desde Austria) y Javier del Valle (desde Zaragoza), las altas presiones (anticiclón, tiempo estable) prácticamente se han colocado sobre el macizo del Nanga Parbat, así que prevemos condiciones favorables para estas dos jornadas clave, así como para un descenso seguro. Viento suave, y ausencia de nubosidad/precipitaciones.


Javier Del Valle: “Su localización aislada a medio camino entre el Himalaya y el Karakorum hace que el clima del Nanga Parbat sea especialmente variable”

Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)

22/02/2016

Tras varias intentonas sin poder avanzar más allá del C2 (6.100m), parece que ha llegado la ansiada ventana, la definitiva, la que posiblemente, si todo va bien y sus cuerpos responden de manera adecuada, conceda a Txikon, Sadpara, Moro y Lunger la oportunidad de lanzar su ataque a cumbre en este Nanga Parbat invernal todavía virgen. Han partido del CB de madrugada, a las 5:30 de la mañana de hoy –día 22 de Febrero– directos hacia el C2 (6.100m).

Las últimas semanas han sido una sucesión de vendavales y nevadas que han escapado a muchas de las predicciones recogidas en diferentes partes meteorológicos. Varias de las ventanas previstas no han llegado, o un giro imprevisto de viento ha estropeado el tiempo antes de lo esperado, obligando a los cuatro escaladores a abortar más de una rotación.

En efecto, su localización en el extremo Norte del Himalaya muy cerca del Karakorum y su condición de montaña aislada hacen que el clima en el Nanga Parbat sea particularmente volátil. Pero que lo cuente yo no tiene quizás demasiada credibilidad, así que he pensado en entrevistar al Doctor en Climatología Javier Del Valle Melendo, quien voluntariosamente está colaborando con esta expedición facilitando información meteorológica precisa que ha servido para planificar el inminente ataque.

Sus explicaciones pueden contribuir a que tod@s comprendamos un poco mejor la situación y el porqué de tanto cambio que, a ratos, ha desesperado a la cordada pero ante la cuál se ha impuesto la paciencia y la pasión por la escalada.

Javier del Valle Melendo: Doctor en Climatología, Máster en Educación Ambiental y en Evaluación de Impacto Ambiental. Profesor del Centro Universitario de la Defensa de Zaragoza. Amplia experiencia montañera y en formación y divulgación sobre clima de montaña.

El Nanga Parbat es el único ochomil pakistaní situado en el Himalaya y no en el Karakorum. En términos generales: ¿Cuáles son las características específicas más reseñables que definen el clima de cada una de las dos cordilleras?

En general, el clima del Himalaya está muy influido por la alternancia de los monzones: monzón húmedo en verano y seco en invierno, lo que da condiciones muy diferentes y marcadas a lo largo del año. No obstante, estas condiciones en la zona Norte de esta cordillera, donde se sitúa el Nanga Parbat, se van desdibujando. Al Karakorum, en cambio, no llega el monzón de verano, o si lo hace es de forma muy débil y marginal. Por el contrario, sí que está más afectado por precipitaciones de tipo ciclónico de origen templado y no tropical. También el monzón seco de invierno le afecta de forma menos intensa, porque en ocasiones las borrascas templadas de las que hablaba intervienen provocando temporales de nieve.

El Nanga Parbat se encuentra aislado del resto de las grandes montañas. ¿Cuenta, debido a esta circunstancia, con un clima diferente o especial dentro de la misma cordillera?

En efecto se trata de un macizo muy aislado y de grandes dimensiones, con enormes desniveles sobre los valles circundantes. Esta característica hace que influya poderosamente en las masas de aire que llegan a él, que se ven obligadas a circunvalarlo, lo que puede generar vientos de gran intensidad que, si van acompañados de precipitación, forman ventiscas violentas. Además, tiene grandes laderas orientadas al Noroeste y al Sureste, en las que las condiciones de insolación y por lo tanto de temperatura pueden ser diferentes. Por otro lado, en función de cómo circulen los vientos, también pueden convertirse en laderas de barlovento –dirección desde la cuál llega el viento– o sotavento –al resguardo del lugar de procedencia del viento–, con o sin precipitaciones. Estas circunstancias generan un clima muy específico en las proximidades del macizo, influido por las transformaciones que éste genera en las masas de aire que llegan.

Está siendo más que evidente que el Nanga Parbat es una montaña especialmente impredecible. ¿Por qué?

Sí. Lo es, precisamente, debido a los dos factores a los que acabamos de hacer referencia. Por un lado, porque se sitúa en una zona en la que el clima muestra características de transición entre las dos cordilleras –Himalaya y Karakorum–. Y, en segundo lugar, por su aislamiento, su gran energía de relieve respecto a los valles y tierras circundantes. Sus enormes paredones influyen en las masas de aire que llegan, alterándolas, por lo que un mínimo cambio en la dirección del viento puede significar cambios en las condiciones meteorológicas del macizo y su entorno inmediato.

¿Lo es aún más en invierno que en primavera/verano?

En invierno, todo el interior de Asia está dominado por altas presiones (anticiclón), pero éstas se transforman, no son estables, y tienden a reforzarse por la noche (por enfriamiento) y a debilitarse durante el día (por calentamiento). Estos cambios repercuten en las masas de aire que llegan hacia el Nanga Parbat, que a su vez cambian a lo largo del día en intensidad y por su puesto en temperatura. En ocasiones alcanzan el macizo las borrascas que se forman en Afganistán o incluso en las proximidades del Mar Caspio, generando periodos de precipitaciones de nieve. El resultado es que los anticiclones y borrascas están en constante evolución hora a hora, y por lo tanto el tiempo cambia muy frecuentemente. En verano, por lo contrario, las bajas presiones (borrasca) dominantes se van alternando con periodos de cierta estabilidad si llega el anticiclón que con frecuencia ocupa el extremo Occidental de Asia.

De todas formas, por norma general, ¿Cómo se comporta el clima en el Nanga Parbat invernal?

Al situarse en el extremo Norte del Himalaya, próximo al Karakorum, está más afectada por las borrascas de latitudes medias que el resto del Himalaya, por lo que el invierno es más proclive a nevadas, periodos de precipitaciones y temporales. También la insolación es más débil y las temperaturas más bajas.

Condiciones complicadas para la escalada.

Desde luego. Las condiciones para practicar alpinismo en el Nanga Parbat invernal son indudablemente adversas. El viento es un enemigo fundamental, pues un viento fuerte puede impedir físicamente la ascensión. Hemos de señalar además que en alta montaña el viento es frío, lo que contribuye mucho a disminuir la sensación térmica, a veces hasta hacerla llegar a límites insoportables para el ser humano, aparte de que convierte al aire en un fluido más denso, y por lo tanto con mayor capacidad de empuje. También las precipitaciones, sobre todo si son muy abundantes y van acompañadas de viento, pueden ser un factor que añada dificultad, especialmente si disminuye mucho la visibilidad.

Entiendo que por todo lo que venimos citando la fiabilidad de las predicciones meteorológicas para el Nanga Parbat invernal es menor.

Toda predicción meteorológica tiene un cierto grado de incertidumbre, mayor cuando más lejos en el tiempo se realice, y mucho mayor en montaña, especialmente si ésta es aislada y si se conocen poco las características climáticas de la zona en la que se encuentra. Hemos de señalar a este respecto que el clima del Norte de Pakistán es todavía escasamente conocido, la red de observatorios es escasa por muchas razones y los estudios climáticos que ayudan a realizar una buena predicción meteorológica aplicada a días concretos son pocos. Realizar una predicción meteorológica para zonas tan desconocidas tiene, en consecuencia, un margen amplio de incertidumbre.

¿Cuánto y cómo ha evolucionado durante estos últimos años la metodología y la labor de los meteorólogos que prestan sus servicios a las diferentes expediciones?

En general la predicción ha avanzado, ahora se cuenta con modelos variados, pero siempre hay un margen de incertidumbre que aumenta, como hemos dicho, en zonas de montaña y en áreas de clima poco estudiado. Y siempre existe también, claro, un margen de interpretación personal de estos modelos.

¿Cómo se ha traducido esto en la actividad alpina?

Ha aumentado algo la seguridad a la hora de planificar un ataque a cumbre, pues es mayor el volumen de información climática, y poco a poco el margen de incertidumbre se va reduciendo, aunque no ha desparecido. Entiendo que el alpinista de alto nivel necesita una predicción lo más ajustada y precisa posible y que así lo demande, pero hoy por hoy, aunque se ha avanzado, la seguridad total no existe, sigue habiendo un margen de incertidumbre, de aleatoriedad e incluso de imprevisibilidad en ciertos fenómenos meteorológicos. Al igual que un climatólogo añade una parte de interpretación personal a los modelos climáticos, un alpinista de alto nivel también ha de sopesar, basándose en estas predicciones, el nivel de riesgo o de dificultad al que está dispuesto a enfrentarse.

¿Hasta qué punto un buen parte meteorológico puede, aunque no garantizar, sí facilitar el éxito de una expedición?

Creo que en buena medida. Entiendo que el éxito es coronar una cumbre o retirarse a tiempo si las condiciones son extremas y pueden poner en peligro la vida de los expedicionarios. Un parte meteorológico puede avisar de las ventanas de buen tiempo previstas, lo que ayuda a planificar el ataque a cumbre o la instalación de campamentos elevados; pero también puede alertar de condiciones extremas peligrosas que deben hacer desistir de un intento de cumbre o de una excesiva exposición. Hoy por hoy esas condiciones extremas de buen o mal tiempo son relativamente fáciles de prever. El problema es cuando la situación atmosférica no está tan clara; es aquí cuando la interpretación personal del climatólogo y la decisión del equipo montañero juegan un cierto papel a la hora de planificar una u otra actividad.

¿Consideras que el calentamiento global está, en efecto, teniendo consecuencias palpables en el comportamiento del clima en estas montañas? ¿Son los inviernos ahora más livianos?

La montaña es un medio en constante cambio y transformación, es una de las características que la hace enormemente atractiva. Un macizo montañoso o una cordillera cambia de forma muy sensible cada estación del año, cada año respecto del anterior según la acumulación de nieve; sus glaciares, sus ríos… incluso la vegetación que la cubre se adapta a esta realidad dinámica. Los efectos del llamado cambio climático hay que definirlos muy bien desde el punto de vista científico antes de considerarlos como tales. Uno de los previstos según los informes del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) es que la temperatura asciende levemente, pero este proceso va acompañado de periodos de temperaturas extremas (olas de calor e intensas olas de frío, así como periodos secos y otros muy lluviosos). También la transformación que realiza el ser humano sobre las montañas se suma a su propia evolución natural. Para afirmar si los inviernos son ahora más suaves que hace años se necesitan registros de temperatura largos tomados en condiciones comparables para ver la evolución de los valores térmicos, y es algo de lo que carecemos en muchas cordilleras. Sí que disponemos de un buen indicador que son los glaciares: buena parte de los glaciares del mundo han tenido un comportamiento regresivo en los últimos años, entre ellos todos situados en el Pirineo Aragonés, cuyo pequeño tamaño les hace muy sensibles a las variaciones climáticas. Sin embargo, los glaciares del Karakorum están creciendo, y los del Himalaya Sur han retrocedido, pero menos de lo que se esperaba. La montaña no sólo es atractiva, sino que en ocasiones es difícil de prever y oculta con timidez algunas de las razones de los fenómenos naturales que en ella se producen. Todavía queda mucho, muchísimo por saber y descubrir a cerca de este medio tan duro como atrayente.


No pudo ser, mañana lo intentarán otra vez

Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)

15/02/2016

No pudo ser. Un nuevo giro de meteo, uno de esos que tanto tememos, ha traído nubes y vientos obligando a los cuatro escaladores a descender del C1. El Nanga nos vuelve a recordar que estamos en invierno. Mañana lo intentarán otra vez.

Serían cerca de las 14:00 cuando ayer alcanzaban el C1 (4.800m). Pasaron algo menos de una hora arreglando los desperfectos que presentaba la tienda tras la última avalancha, y algo más de tiempo para poner un poco de orden en el interior. Y es que, aunque todavía nos cuesta creerlo, algún o algunos animales –muy probablemente zorros– han alterado todo y se han llevado+comido más de 5 kilos de comida. Ha desaparecido todo, incluso la bolsa: queso, jamón, polenta, Tang, azúcar, galletas, chocolate, barras energéticas… no han dejado nada, salvo las latas de conservas y la comida liofilizada.

El programa para el día de ayer era prudente y consistía en abrir huella hasta el comienzo del couloir y después volver al C1 (4.800m) donde pasarían la noche para al día siguiente –es decir, hoy– seguir avanzando hasta el C2. Pero según terminaron de poner la tienda en condiciones, los nubarrones que llevaban amenazando toda la mañana se cerraron aún más y se levantó un viento francamente fuerte y desagradable que imposibilitaba trabajar mucho más arriba. Esperaron un tiempo, hasta que la llamada de Lunger a su hombre del tiempo –Karl Gabl– vino a confirmar la peor de las sospechas: un nuevo giro de meteo –inesperado– iba a traer nubes y viento para dos días. De modo que la idea de pasar noche en el C1 había dejado de tener sentido porque el día de hoy ya no iba a ser practicable. Así que hacia las 17:00 de la tarde llegaron de nuevo al Campo Base.

Tal y como se esperaba, la jornada de hoy no ha dado opción a tirar para arriba. Pero hemos tratado de darle sentido y sacarle jugo tirando para abajo. El propio Alex Txikon, el asistente de cocina Zia, el agente de policía Muhammad Nabi y yo misma –Igone, encargada de las labores de comunicación–, hemos descendido hasta la aldea Cutgali (3.800m, a unas 2 horas del CB) cargando a las espaldas y sobre los trineos basuras acumuladas y bombonas de gas vacías. Se trata sobre todo de mantenerse activos y, de paso, adelantar algo de trabajo de cara al término de la expedición.

Las familias que habitan el valle de Diamir pasan los meses de Junio y Julio en sus casas de Cutgali. El lugar es ciertamente maravilloso cubierto por la nieve, y debe ser aún más hermoso al calor del verano, cuando los riachuelos traen agua fresca, cuando las flores lo cubren todo y el ganado tiene pasto a su antojo.

Tras depositar las bolsas de residuos y las bombonas de gas vacías en la casa perteneciente a la familia de Zia, hemos encendido un pequeño fuego para secarnos el sudor antes de emprender la vuelta hacia el CB (4.200m).

Txikon, Sadpara, Moro y Lunger ya tienen acordado el plan para mañana: partirán a las 5:00 de la mañana para abrir huella hasta donde puedan. Si la suerte les acompaña y el tiempo les da por fin una pequeña oportunidad, dormirán en el C1 (4.800m) para seguir trabajando pasado mañana. ¡A ver!