La mayoría no conoceréis a Iñaki pero nosotros hemos tenido el lujo de poder compartir este proyecto con él. Iñaki Álvarez, un guipuzcoano de Zumarraga apasionado de la historia y la arqueología es un hombre tranquilo, silencioso. Su humildad está a la par que la enorme ilusión que ha puesto en esta aventura desde el primer minuto en el que le dije si le apetecía venirse al Manaslu con nosotros. Iñaki ya había estado de expedición conmigo hace 20 años junto a Jon Maroto y Xabier Ormazabal. De los 4 que formaban aquella expedición, solo Iñaki y yo seguimos con vida lamentablemente.

Hace apenas unos meses nos contaba la relación que ha tenido a lo largo de su vida con la montaña. Os dejamos aquí un breve texto que nos escribió apenas unas semanas antes de partir.

“La montaña es una pasión que llevo dentro desde mi juventud. Esto me ha llevado a escalar en lejanas cordilleras a lo largo de mi vida. Recuerdo perfectamente mi primera experiencia con el ‘mal de altura’, fue en el Mont Blanc por la vertiente del Grands Mulets, en el 99. Si el primer día bajamos mareados el segundo nos empeñamos en subir hasta llegar a la cima. Ese mismo año vi morir por primera vez a un alpinista, fue escalando la arista Hornli al Cervino. Con posterioridad también escalé la arista Lyon a este mismo pico y muchas otras vías tales como la arista Mitellegui al Eiger, el espolón este al Ober Torberg, Dent du Geant, Weisshorn etc.

En 2001 fue mi primera experiencia por encima de los 6000 metros, y la primera vez que vi congelaciones, concretamente en los dedos de mi amigo Jon Maroto, tras bajar del Huascarán. He vuelto a los Andes peruanos (Cordillera Blanca) y bolivianos (Cordillera Real) en diferentes años para hacer otros picos como el Toclaraju, el Huaina Potosi o el Illimani.

Visité el continente africano en 2008 con mi amigo Koke Lasa para ir a los Atlas, donde escalamos varias montañas. Entre ellas, el Toubcal, por la vía del corredor. Pero lo más destacable de aquella actividad fue el ascenso al Biiguinoussene (4002 m) por una vía nueva, que no vimos catalogada, y de la que tampoco dimos noticia. Diría que tenía un grado D+.

Mi viaje al Pamir en 2002 fue toda una experiencia y una lección de alta montaña que no olvidaré. Allí conocí a Alex Txikon, y aunque no hicimos cima, perdura nuestra amistad, así que eso sí que me llevé de aquella gran montaña.

Quizá lo más destacable de mi humilde carrera alpina sería la expedición al Shisha Pangma en 2004, ya que dejamos de lado la vía normal para escalar el corredor central de su cara norte, de mil metros, con unos 55º mantenidos, que llevaba directamente a la cima. Fue abierta en 1987 y nosotros entramos aquel año tras ser ascendida primeramente por nuestros amigos Unai Pérez de Arenaza y Oriol Baró, que nos animaron a trepar por aquel gigantesco tobogán de hielo.”

Gracias Iñaki por estar aquí arriba cuidándonos a mí y al resto del equipo.

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