La aventura del camino

Partimos de Islamabad hacia la Karakorum Highway el día 20 de Enero, a media noche y en un minibús. ¡Una sola parada en toda la noche para ir al baño! Cuando comenzaba a clarear el día, a unos 100 kilómetros de Chilaas, llegamos al checkpoint policial a partir del cuál tendríamos que viajar escoltados. Así sucede en esta zona. Los sunitas literalmete matan a pedradas y tiros a los chiitas en estos pueblos, y el ambiente no resulta precisamente ‘amigable’ para los extranjeros. Es por eso por lo que el gobierno paquistaní tiene en marcha este servicio de escolta para todos aquellos camiones, autobuses y vehículos particulares que pretenden completar este tramo de la autopista que lleva al Karakorum. Lo cierto es que Chilaas y sus habitantes tienen muy mala fama entre los paquistaníes de otros valles: “Viven como salvajes. No quieren estudiar, no quieren trabajar, se pasan el día hablando sentados sobre las piedras”. Los miembros que nos acompañan (los escaladores Ali ‘Sadpara’ y Muhammad Kan, el guía Hassan y el cocinero Mozil) proceden de Baltistan, son también musulmanes claro, pero chiitas, de modo que en reiteradas ocasiones ha sido víctima de los ataques protagonizados por los “locos” de Chilaas. Para nosotros, desde fuera, tratar de comprender este coflicto interno es cuando menos complicado, pero accedemos a tener en cuenta las recomendaciones que nos hacen: “Actuad con discreción, cuidad vuestra forma de vestir y no saquéis fotos sin su consentimiento, ¡menos aún a las mujeres!”

Precisamente fue Chilaas donde nos reunimos, al fin, con Ali y Muhammad Kan, compañeros de expedición y amigos; nos estaban esperando en el hotel. ¡Qué alegría volver a vernos! Pasamos dos días y dos noches allí, puesto que desde allí era desde donde teníamos que gestionar todo lo referente a cargas y porteadores, y porque también allí tocaba arreglar el tema burocrático (¡y policial!): visita al delegado de turismo, y visita al oficial de policía. Y es que desde que en verano de 2013 mataran a 11 personas en el campo base del Nanga Parbat (finalmente parece ser que responsabilizan del ataque a 15 locales), practicamente ningún grupo de trekking ni expedición ha regresado a este valle de Diamir hasta ahora, de manera que han determinado destinar a cuatro agentes a acompañarnos durante dos meses. Tuvimos 48 horas para ir solucionando todos estos temas desde Chilaas, y la verdad es que no teníamos ninguna intención de encerrarnos en el hotel. Procuramos salir a la calle y establecer un mínimo contacto con los locales: comprar algo de fruta, visita al barbero, tomarse un té… la respuesta fue reconfortante. Al final, es todo cuestión de tiempo. Sentados frente al río Indus, disfrutando del paisaje, fueron los propios vecinos de Chilaas los que, poco a poco, se fueron acercando, algunos con cara de sorpresa, la mayoría repletos de dudas y preguntas. Su mirada es oscura y dejan crecer sus barbas casi hasta el pecho (sinceramente, encajan a la perfección con el talibán estereotípico que tan asimilado tenemos en Occidente). Por de pronto, gracias a esta experiencia, muchos de los prejuicios que traíamos hacia los sunitas han quedado atrás pero, sin embargo, se ha visto reforzado todo lo que habíamos leído y escuchado respecto al trato hacia las mujeres: viven prácticamente recluídas en casa, apenas salen a la calle para lavar las ropas, siempre cubiertas y en grupo.

En cualquier caso, el principal recuerdo que en esta ocasión nos llevamos de Chilaas fue la monumental descomposición que todavía nos acompaña. Ni uno ni dos; al menos cuatro miembros del grupo pasamos la noche en el baño… y así tuvimos que emprender nuevamente la marcha, habiendo perdido gran parte de las reservas que traíamos de casa.

El 23 de Enero, por lo tanto, esta vez en jeep, partimos hacia una aldea llamada Diamarow. ¡Vaya ruta! ¡Terrorífica! El jeep ocupaba todo el ancho de la pista que trazaba Zetas cerradísimas a medida que ganábamos altura. El rostro sereno del piloto transmitía tranquilidad y seguridad, pero no vamos a negar que el avismo que se asomaba a nuestra izquierda resultaba cuando menos inquietante. Así, tras cruzar un último puente de madera enclenque, llegamos a Diamarow, desde donde emprendimos la marcha a pie bajo la atenta mirada de los porteadores locales y demás vecinos. Unas cinco horas cuesta arriba, hasta llegar a Zaweri. Nos sorprendió lo peligroso del sendero que, completamente helado, hizo temblar a más de un agente de policía: sin calzado adecuado, estuvieron a punto de despeñarse en más de una ocasión. ¡Tardaré en olvidar el terror en sus caras! Aquella noche dormimos en la escuela financiada por Messner en Zaweri, y comtemplamos por primera vez, aunque escondido entre las nubes, el Nanga Parbat, maravilloso.

A la mañana siguiente, de nuevo hacia arriba, otras cinco horas hasta Cutgali. El frío no perdona y a lo largo de esta marcha de aproximación nos ha vuelto a sorprender la fuerza y capacidad de sufrimiento que demuestran los porteadores locales. Sin ropas ni calzados adecuados para el frío y la nieve cargan a sus espaldas 25 kilos durante tres jornadas a cambio de 8.000 rupias (unos 70 euros). Eso sí es valor.

Tampoco dejaremos jamás de sorprendernos con la belleza de estos valles inóspitos .

 


Hacia el Nanga Parbat

Tenemos objetivo para este comienzo de 2015: Nanga Parbat (8.126m) invernal. Tras la frustración que supuso ver desvanecerse el proyecto del K2, este nuevo reto nos ha devuelto la ilusión de viajar a Pakistan y escalar. Lo haré junto a dos compañeros y amigos paquistanís: Muhammad Ali ‘Sadpara’ y Muhammad Kan.

Partimos hoy mismo desde Bilbao hacia Islamabad, al encuentro del Nanga Parbat, la novena montaña más alta del mundo y la segunda más alta de Pakistán. Situado en el extremo occidental del Himalaya, es uno de los dos últimos ochomiles vírgenes en invierno. Sólo la apodada por los alemanes como ‘la montaña asesina’ y el K2 (8.611m) se resisten a permitir que nadie alcance su cima en la estación más fría del año. Y no por falta de interés ni de persistencia. Es, sin duda, el ochomil que más veces ha sido intentado en invierno. Una veintena de expediciones desde el primer intento en 1989, en las que la máxima altitud alcanzada fueron 7.800 metros en 1997.

Será mi primera incursión en el Nanga Parbat, y quiero intentarlo por la vertiente Diamir (una de las tres caras que muestra la montaña) aunque la elección definitiva de la ruta la haremos allí. Puede que optemos por la Kirshoffer, o puede que por la Messner; lo decidiremos una vez hayamos comprobado las condiciones sobre el terreno. Tras la obligada ruta por carretera y la posterior marcha de aproximación a pie, esperamos poder llegar al campo base a finales de la semana que viene y ponernos a trabajar en la pared cuanto antes.

El equipo

Escalaré junto a Muhammad Ali ‘Sadpara’ (de Sadpara) y Muhammad Kan (de Macholu), dos hombres de sobra curtidos en el Himalaya que considero serán excepcionales compañeros de cordada.

Por lo demás, a partir del 1 de Febrero contaremos con conexión a Internet en el campo base, así que todo el que quiera, a través de crónicas e imágenes que vayamos colgando, podrá seguir de cerca el transcurso de la expedición. Eskerrik asko denei!!!


Nuevas intenciones para el nuevo año

¡Hola amig@s! ¡Feliz año nuevo! ¡Que este 2015 venga mejor que el anterior!

No os voy a contar nada que no sepáis a estas alturas, simplemente vengo a confirmar lo que publicó Denis Urubko hace ya algunos días y de lo que se han hecho eco más de un medio de comunicación: la expedición invernal que habíamos preparado para el K2 se ha suspendido definitivamente. Parece que el Gobierno chino ha esperado hasta el último momento para denegarnos el permiso de entrada en el país. Alegan “problemas de seguridad” derivados de los “atentados” que últimamente se han repetido en la zona a la que nos dirigíamos.

Tengo claro que la montaña tiene también mucho de esto, situaciones difíciles que le hacen a uno sentirse frustrado. Pero el saberlo no me ha librado de la rabia al ver cómo todo se desvanecía. Encajé la noticia con mucha pena, sobre todo por tod@s aquell@s que, de una manera o de otra, han contribuído a dar cuerpo a este proyecto. No me queda más que agradecerles su esfuerzo.

De todas formas, seguiremos adelante. ¡Para el 2015, nos sobran planes y ganas de seguir viajando, escalando y disfrutando de la compañía de nuestr@s amig@s! Muchas gracias a tod@s.


Visita a las Adrspach Rocks junto a Maciek Ciesielski y Raphael Slawinski

El XIX. Festival de Cine de Montaña de Ladek-Zdrój (Polonia) me ha dejado recuerdos inolvidables, entre los cuales guardo con especial cariño los gestos de reconocimiento recibidos y la enorme afición a la montaña que caracteriza a las gentes polacas, así como las formidables intervenciones de los veteranos Kurt Diemberger y Wojciech Kurtyka ‘Boitek’. Con 82 y 67 años respectivamente, estos dos mitos del alpinismo derrochan vitalidad a raudales y son, no cabe la menor duda, un claro ejemplo de compromiso, buen hacer y humildad. Tanto yo como los cientos de personas allí reunidas seguimos ensimismados el relato de las hazañas llevadas a cabo por estos dos curtidos montañeros en una época en la que el alpinismo respiraba algo más de romanticismo.

La visita a las Adrspach Rocks junto a Maciek Ciesielski y Raphael Slawinski es otra de las experiencias bonitas que me ha regalado este viaje. En la frontera entre Polonia y la República Checa existe un lugar muy especial: es un conjunto de paredes de arenisca con forma de tótem. Fueron los alemanes quienes en 1960 coronaron por primera vez una de estas torres; pero son muchísimas las que aún quedan por hollar.

Sin embargo, resulta llamativo que los escaladores locales y todo aquel que se acerca a este lugar sigue respetando el estilo que emplearon los pioneros. En Adrspach Rocks, los seguros están en lo alto o, en el mejor de los casos, a unos cuántos metros del suelo, por lo que se debe ascender empotrando la cuerda en las fisuras evitando así que estas se resquebrajen. El nivel de exigencia, por lo tanto, es muy elevado, incluso afirmaría que el/la que escala aquí puede hacerlo en cualquier otra pared del mundo. Es la consecuencia a la que llegamos el guía de montaña polaco Maciek Ciesielski y el canadiense Raphael Slawinski (Piolet d´Or 2014 por la primera ascensión al K6) durante nuestra visita.

Una escapada muy recomendable.

 


Alex y Ekaitz escalan la vía ‘Eternal Flame’ de la Torre Sin Nombre en 36 horas

No os podemos dar más información porque ha sido una llamada poco después de las seis de la tarde (9 de la noche en Pakistán) de menos de un minuto desde la cumbre, pero la noticia es que Alex y Ekaitz han escalado la vía ‘Eternal Flame’ de la Torre Sin Nombre en apenas 36 horas. Ha sido una verdadera carrera contra el reloj, porque partieron ayer a las seis de la mañana y mañana tienen que estar de vuelta en el campo base porque llegan los porteadores para volver a casa.

Estas han sido sus palabras desde la cumbre; “¡¡Kaixoooo!! Acabamos de llegar a la cima. ¡Estamos en la cumbre de la Torre Sin Nombre!. Salimos ayer a las seis de la mañana. Hemos descansado unas horas en la ‘sunny terrace’ y hemos seguido hasta arriba del tirón. Nos han salido 29 largos. Es una vía increíble, preciosa, aunque ha sido muy muy duro, pero ha merecido la pena. No se puede comparar pero nos hemos sacado la espina del mal sabor de boca que nos quedó tras bajarnos de la ‘Bhusido’. ¡Y te dejo porque hace un frío que pela!”.

Alex Txikon y Ekaitz Maiz tomaron la decisión de intentar ‘Eternal Flame’ durante el descenso de la Gran Torre Sin Nombre el pasado miércoles. Aunque decidieron que iba a ser una escalada para ellos, introspectiva, después de la frustración que les había producido tenerse que bajar de la vía ‘Bushido’ en la cara Noroeste de la Gran Torre Sin Nombre (2.686 m.). Por eso no quisieron anunciarlo con antelación. Y de ahí lo inesperado de su llamada hoy a las seis de la tarde. Su reto era complicado, pero lo han conseguido.

‘Eternal Flame’ es una de las vías más históricas de la escalada en las grandes paredes. Fue abierta en 1989 por los alemanes Kurt Albert, Wolfgang Güllich, Christof Stiegler y Milan Sykora. Con 1.000 metros de longitud, fue una vía visionaria, con dificultades en libre de 7b+ (impensable para la época en una gran pared) y A2.

Tendremos que esperar a su regreso al campo base para conocer más detalles de la escalada, que es una de las más rápidas en las que se ha hecho nunca ‘Eternal Flame’. Para que os hagáis a la idea, el riojano Rubén Pérez ‘Ino’ y el catalán Paco Rey la escalaron también la semana pasada y tardaron 5 días.

¡Zorionak para Alex y Ekaitz!

 


Adiós a la Gran Torre del Trango

No ha podido ser. La Gran Torre del Trango tendrá que esperar.

A continuación os dejo el texto que hemos escrito Ekaitz, Pelut y yo sobre la renuncia a intentar la vía ‘Bushido’

“Hola a todos desde el campo base de la Gran Torre del Trango. No os vamos a ocultar que estamos viviendo momentos duros. Muy duros Cuando has puesto todo tu empeño, toda tu ilusión y muchos meses de trabajo en un proyecto de la magnitud de este y no puedes concluirlo con éxito el palo es muy grande. Y más si no ha sido la montaña la que nos ha echado atrás. Hemos hecho 20 largos y hemos montado hasta el C3, a 5.200 metros, todo ellos en apenas once días de escalada, ocho de ellos metidos ya en la pared. Nos quedaba lo más difícil, pero habíamos hecho lo más complicado de la vía ‘Bushido’, que os habíamos propuesto escalar.

Así que la sensación de decepción es muy fuerte. De decepción, no de fracaso. Porque en una escalada de estas características entran en juego muchas variables además de la propia dificultad técnica de la pared, que también la tenía, por supuesto. El estado de ánimo de los alpinistas, su motivación, su salud o unas expectativas no cumplidas de cualquiera de ellos son elementos que también juegan en esta compleja partida que supone una pared de ‘big wall’ como la cara Noroeste de la Gran Torre del Trango. Son aspectos que pueden dar (y de hecho dan) al traste con una expedición como esta. Y eso es lo que nos ha ocurrido.

Una expedición con una logística tan compleja como esta, en la que además de escalar nos habíamos propuesto retransmitirla casi en directo a través de la redes sociales, no hubiese sido posible sin el Pelut, ni antes ni durante la escalada. Desde un principio ha sido un elemento fundamental en el proyecto. Sin él no tenía sentido. Y creo que todos estamos de acuerdo

también en que escalar no es solo una actividad física, sino (sobre todo) un estado de ánimo. Y cuando ese ánimo falla, la motivación se desploma. Y eso es lo que le ha pasado al Pelut. Nada más llegar la campo base una anginas le dejaron fuera de combate durante varios días, y luego, ya en la pared, no ha acabado de sentirse cómodo en ningún momento. La vía no ha sido para él lo que esperaba y la entrada del mal tiempo ha sido la puntilla. Hace tres días nos comunicó a los otros dos miembros del equipo que no quería continuar, que la expedición había acabado para él. En el texto que envió por whatsApp lo explicaba perfectamente.

La decisión para él ha sido muy dura porque era consciente de las consecuencias. Pero los otros dos miembros de la expedición hemos respetado escrupulosamente su decisión. No podía ser de otra forma. Los tres tenemos muy claro que una escalada como esta no se puede afrontar sin motivación. Y que la cordada era de tres personas. Desde el principio hasta el final. Así que el lunes decidimos bajar y ayer retornamos al campo base. Son momentos de reflexión y de tomar nota de lo vivido, porque somos de los que pensamos que la vida te enseña más de las decepciones que de los éxitos.

Un fuerte abrazo a todos desde el campo de la Gran Torre del Trango y muchas gracias por habernos seguido en esta increíble aventura”.


Alcanzado el C3 pese al mal tiempo

Hoy 15 de agosto, nos ha tocado a Ekaitz y a mí hacer el trabajo, mientras Pelut se quedaba descansando en el campo 2 tras la paliza que se dio ayer. Hemos salido a primera hora y hemos subido jumareando por las cuerdas fijas que ayer instalamos con el objetivo de abrir los tres largos que nos quedaban para el campo 3. Pero a diferencia de ayer, el tiempo hoy ha estado regular tirando a malo. Me temo que la bonanza meteorológica que hemos disfrutado hasta ahora, con buen tiempo desde que llegamos a los pies de la montaña hace casi dos semanas, ha terminado. Ojalá me equivoque.

Además, van pasando los días y el cuerpo se empieza a resentir. Hasta que no coge calor remontamos los primeros metros súper incómodos. Nos duelen las manos. A mí especialmente también los pies. Y hasta que no calentamos un poco se hace duro, muy duro.

Como aquí desaprovechar el trabajo es un lujo, ya que subimos a equipar, vamos izando con nosotros un petate. Es increíble. Hemos empezado a eso de las nueve de la mañana y el primer largo hemos empezado a escalarlo a la una del mediodía. Para esa hora, el día se había torcido definitivamente. Un tiempo horroroso, con bastante frío y la pared totalmente empapada debido a la nevada que lleva cayendo ya desde hace un rato. Nuestro objetivo es llegar a C3 y a sea hora tengo serías dudas de que lo consigamos. Y por si no fuera poco el mal tiempo, para colmo descubrimos una cuerda fija rota, casi seguro que por alguna piedra que le ha caído. Cambiarla nos retrasa un poco más. Pero el objetivo era llegar hasta el punto donde vamos a instalar el campo 3, a 5.200 metros, así que hemos apretado los dientes y hemos tirado para arriba. Lo hemos logrado al final, pero qué duro ha sido, qué frío hemos pasado. Y que difícil y comprometido ha sido. Pero Ekaitz y yo lo hemos dado todo y hemos cumplido con el plan.

Hemos llegado de vuelta al campo 2 a las 7 de la tarde, ya anocheciendo. Pelut ha salido a la repisa a recibirnos y cuando estábamos comentándole cómo ha ido el día de repente nos ha sorprendido el ruido de una avalancha. Nuestra reacción ha sido instintiva. Hemos salido corriendo cada uno para un lado buscando un sitio donde resguardanos. Luego resulta que el alud ha caído bastante lejos de nosotros y nos hemos echado unas risas recordando las caras que hemos puesto y como hemos salido por patas cada uno.

Os escribo ya dentro de saco, disfrutando del lujo de este campo 2 que supone no tener que estar colgados ya que lo hemos montado en una repisa. Es una pena que no vea las estrellas (espero que salgan más tarde) porque hoy voy a dormir en el hotel ‘de las mil estrellas’: a aire libre. Voy a vivaquear en la repisa porque una de las hamacas está ya arriba y le he dejado a Ekaitz y Pelut que duerman en la otra. ¡Así que gabon a todos!

 


La paliza de cada día

14 de agosto. 5º día de pared.

Desde que salimos del campo base el día 10 ya hemos avanzado algo. No sé si mucho o poco, pero lo que sí sé es que los tres lo hemos dado todo. ¡Joer!, cuando Pelut me decía que el Big Wall es de las disciplinas mas destructivas que hay, yo le decía que sí, aunque sin mucho convencimiento. Pero después de cinco días en la pared suscribo cada letra de esa frase. ¡Esto es durísimo!

Cada mañana al despertarme necesito media hora para reaccionar. Es como si te dieran una paliza a diario. Es duro de verdad. Aquí no hay descanso alguno desde que te levantas hasta que te acuestas. Siempre hay algo para hacer. Si estás en una reunión, te pones a ordenar. No hay tiempo para descansar, salvo cuando nos metemos en el saco para dormir.

Desde que llegamos al campo base el 2 de agosto he descansado 1 día. Y hoy estamos a 14,de agosto. En total, 13 días de actividad sin parar. Y lo que nos queda… cada día que pase creo que será mas duro, porque cada vez estamos más altos. Hasta ahora hemos escalado 17 largos y estamos a dos del campo 3, al que llegaremos mañana si no hay contratiempos.

La jornada de ayer es el mejor ejemplo del o que os estoy diciendo sobre lo duro que es esto. Ayer que nos movimos del C1 al C2 y acabamos la jornada a las 3 de la madrugada. Al menos estamos en un campo 2 muy cómodo, en una gran terraza que nos da bastante vidilla.

Bueno, pues esto es lo que os puedo contar hoy. A ver que tal se porta el tiempo y podemos seguir avanzando.

Un saludo a todas y a todos desde la Gran Torre del Trango y hasta la próxima.

 


Primeros días intensos en el campo base

Bueno, pues después de tres largos días en el campo base, y digo largos porque han sido muy intensos, hoy cuarto día en el base, estamos de descanso. ¡Porfin! Llegamos al base el 2 de agosto y no perdimos el tiempo. Desempacamos todo el material y el 3 de julio estábamos ya metidos de lleno en el trabajo. Pelut se quedó en el base preparando los petates, Ekaitz escaló y equipó los siete primeros largos (los más descompuestos) y yo me que dediqué a portear el material desde el CB hasta el pie de la pared. Se viene a tardar una hora y hay unos 350 metros de desnivel.

Los días 4 y 5 de julio han sido especialmente intensos para Pelut y Ekaitz. Mientras yo he seguido porteando -en estos momentos tendremos ya más 300 kilos de material en la base de la pared- y he dormido en el campo base, ellos han hecho el trabajo más duro. Subieron el lunes para montar la línea y escalar algún largo más y lo lograron, pero les costó más de lo previsto, tanto que tuvieron que vivaquear en la pared.

Pasaron mucho frío y apenas durmieron nada en toda la noche. Imaginaros cómo lo pasaron que a las tres de la madrugada, sin esperar siquiera a que amaneciera, Pelut se puso a desmontar un largo. Al final, han sido más de 30 horas de actividad ininterrumpida para ellos. Han bajado algo cansados, pero muy satisfechos y con los deberes hechos. Ya están montados 400 metros de cuerda, y la idea es subir los tres mañana jueves a izar los petates. Yo solo puedo agradecerles ese trabajo, porque estos días sin meterme en la pared están permitiendo que la herida de las congelaciones del Kangchenjunga en el pie acabe de cicatrizar del todo.

Mientras tanto, vamos a disfrutar hoy del día descanso. Creo que nos lo hemos ganado.

 


Ya estamos en el Trango. Nos vamos a la ‘Bushido’

Salimos de Skardu el pasado dia 31, día de San Ignacio, a eso de las 9 de la mañana. Tras unas seis horas de camino en todoterrenos conseguimos llegar a Askhole, aldea en la que los porteadores se hace ncargo de las cargas y comenzamos la caminata hacia el campo base. Por el camino, concretamente en Dassu, nos encontramos con Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza. Fue una gran alegría y pasamos un buen rato juntos. Nos felicitamos y nos deseamos suerteantes de seguir cada uno nuestros caminos. Ellos para casa después de haber triunfado. Y nosotros a ver lo que nos depara el Karakorum este verano… je,je, je.

En el trekking ha ido todo bien. Hemos pasado mucho calor y en tan solo dos jornadas de marcha hemos llegado hasta el campo base. Solo dos jornadas pero que se nos han hecho algo largas. Durante el trekking, en Paiju exactamente, también nos encontramos con Ferran Latorre, compañeros en muchas expediciones. Fue un momento único. Disfrutamos juntos su cumbre del K2, aunque también con amargura por la perdida de Miguel Ángel Pérez.

La llegada al campo base ha sido estresante, Siempre lo suele ser, pero esta vez más si cabe. Hemos corrido como locos ya que aunque este verano esta siendo excepcionalmente bueno en lo meteorológico, la amenaza del mal tiempo siempre está presente en esta cordillera. Así que no hemos perdido el tiempo y nos hemos puesto a trabajar como locos.. De momento ya hemos subido 300 kilos a pie de pared.

Pero la novedad más importante es que hemos decidido cambiar la vía que vamos a intentar. Manejábamos dos opciones, las dos por la cara Noroeste; ‘Parallel Word’ y ‘Bushido’. Finalmente hemos optado por esta segunda, que abrieron los polacos Marek Regan Raganowicz y Marcin YetiTomaszewski abrieron eel año pasado (46 largos (1.960 m), A4, VII- (big wall), VII+). Tras ver las condiciones de la pared, creemos que, aunque ’Bushido’ es más difícil técnicamente, también la vemos más segura que la otra.

Por lo demás, los tres nos encontramos bien, super contentos y muy motivados. Esperemos que todo siga a si y el tiempo y la buena suerte nos acompañe.

¡Hasta la próxima!